Introducción
Si hay una expresión de arte que fascina a chicos y grandes, expertos y amateurs, es el cine. Es por el cine que mucha gente tiene acceso a las grandes innovaciones tecnológicas y en ocasiones es el único medio por el que se logra conocer, aunque de manera bastante construida, las identidades culturales de otras latitudes y zonas del planeta. En lo personal el cine siempre ha sido algo fascinante que ofrece además de entretenimiento visiones de la vida, del amor, la paz, la justicia y un sin número de cuestiones entre las que incluso podemos mencionar a la rebeldía
En lo que se refiere al cine mexicano podemos afirmar que la producción cinematográfica es muy rica, variada, sui generis y original si se plantea en el contexto mundial. Existen películas de charros, de vaqueros, historias románticas, algunas de corte historicista, algunas de denuncia social, otras tantas, muchas a mi parecer, que han retratado a un México que existió y que permanece en el imaginario colectivo y una serie de arquetipos del mexicano que hasta hoy permanecen en el ideario de la mayoría de los mexicanos de a pie.
La Época Oro del cine mexicano es el nombre con el que se conoce al periodo que en términos de producción, venta y distribución la industria cinematográfica encontró su auge y mejor momento, si bien es cierto que este auge responde a una dinámica internacional, queremos plantear la idea de que México de igual manera ha sido un referente cultural en América Latina. Si bien la industria del cine mexicano creció y se desarrolló ampliamente hacía el exterior en la Época de Oro, también es cierto que hacia dentro la demanda era importante ya que las construcciones de identidad nacional correspondían a la realidad social del México de entonces: un México mucho más rural, más tradicional, con una industria incipiente y que con el paso de los años, sin duda, se irá incorporando con más ahínco a la dinámica mundial en términos económicos y culturales, generalmente, según nuestro parecer, absorbiendo elementos de otras latitudes y poco a poco incorporándolos a la vida cotidiana hasta transformarse por completo.
Uno de los elementos principales de los que se valió el cine para construir una identidad e imaginario nacional fue el rescate sus héroes al llevarlos a la pantalla, existen variados ejemplos de filmes en los que estos son sacralizados magistralmente por diferentes estrellas de cine y los tonos y discursos cinematográficos son distintos, pero la sacralización de héroes es una constante:
Poner en un relato a los héroes nacionales, es ciertamente, una forma de mantenerlos vivos, y en alguna medida, referirse a su ideario, pero también es una forma de reconocimiento, de encuentro con la historia, que es decir, con lo que se es. El cine clásico mexicano recreó, a su manera, el panteón de los héroes nacionales, ya relatando sus biografías, o aludiendo a ellos como parte de algún drama. En cualquier caso, su uso, casi siempre se consumó como una referencia cívico-moralizante. 1
Otro aspecto que se manifestó de manera frecuente en el cine nacional fue la construcción de ciertas identidades, ciertas por que es claro que dentro de éstas no todos los rincones de México se ven plenamente representados, pero lo que sí, es la idea de estar contenidos dentro de estos arquetipos identitarios. Ante esto nos preguntamos: ¿qué es una identidad? ¿cómo se adquiere? ¿cuál fue el patrón identitario predominante en el cine mexicano durante la Época de Oro?
Ante la primer cuestión Villarreal Beltrán sostiene que “identidad ha de entenderse como lo que nos hace idénticos o muy semejantes a unos y nos diferencia de otros” mientras que al referirse a identificación agrega “el reconocimiento de aquellos a quienes uno es idéntico, y también el de quienes son diferentes, pero uno quiere asemejarse a ellos. De modo que en los procesos de identificación está involucrada la imaginación en tanto aspiraciones, ideales, mitificación, deseos de aceptación y reconocimiento”.2
Es importante decir que son varios los aspectos de la cultura que alimentan la identidad siendo ésta una construcción que puede tener atribuciones, tanto individuales como colectivas, el cine de la Época de Oro plasmó en la pantalla ciertos valores y cánones heredados por la Revolución Mexicana, que poco a poco se transformaron dando lugar a un arquetipo de mexicano distante muchas veces al verdadero.
En México, la facción triunfante en la Revolución estableció su hegemonía y desarrolló un proyecto político al que llamó nacionalismo revolucionario, el cual se configuró con un conjunto de imágenes instituidas como símbolos patrios con los que se inculcó la identidad nacional: la bandera, el escudo y el himno, además del español como única lengua oficial. Junto con ellos, otras imágenes han recreado el mito del acto fundacional común a partir de héroes y episodios de un relato llamado historia patria, las cuales se pueden ver y aprender, de acuerdo con los planes oficiales de estudio, en los libros de texto y en las representaciones que se hacen en los patios escolares. Aunado a ello un sinnúmero de efigies de estos héroes en plazas de todo el país, cuyos nombres están en las calles de todos los pueblos y en la moneda nacional, ayudan a recrear la idea de que quienes vivimos en el territorio de México tenemos un pasado, un presente y un futuro común, aunque no nos identifiquemos plenamente unos con otros. 3
En lo que corresponde al presente trabajo, se trata de analizar con detenimientos tres casos muy particulares que hemos seleccionado para nuestro estudio, en ellos tres se refleja la construcción de identidades distintas pero que comparten un denominador común, ya que están construidas desde el género de la comedia, siendo los casos seleccionados, los personajes encarnados por Mario Moreno (Cantinflas), Germán Valdés (Tintan) y Eulalio González (Piporro).
Cantinflas - Ahí está el detalle (1940)

La cinta que corre a cargo del director Juan Bustillo Oro, realizada por Grovas-Oro Films, cuenta la historia de la confusión entre el perro "Bobby" y un gángster del mismo nombre desencadena una serie de enredos entre un celoso marido, su nerviosa esposa, una pícara criada, una esposa abandonada con ocho hijos y el singular Cantinflas. es el resultado de un interesante proceso de investigación desarrollado por Bustillo Oro para cumplir con las expectativas de su productor. Para la hoy memorable escena final del juicio, Bustillo Oro se basó en un caso de la vida real acontecido en 1925. Las alucinantes declaraciones del criminal Álvaro Chapa inspiraron la redacción de uno de los monólogos más famosos de la historia del cine nacional. Irónicamente, pocas personas atribuyen a Bustillo Oro la autoría de esta célebre “cantinflada".
La identidad constituida por el personaje de Cantinflas refleja al individuo que creció en los alrededores de la Ciudad de México, seguramente en los barrios de ésta, aquel que habita en las vecindades y consume pulque, generalmente desempleado, pero deseoso de ganarse la vida sin dejar de divertirse. Un rasgo particular de este personaje es el manejo del lenguaje, ya que se ha hecho característico a tal grado que llegado a tomarse como un término de la lengua española. Aunque hasta cierto punto analfabeta, el personaje logra hacerse notar por su sentido de justicia y su “honradez”. Desde nuestra opinión, los diálogos del presente filme, remiten a la cotidianidad de la época, rescatando frases, modismos, regionalismos, etc. Esta es la película que crea al personaje de Cantinflas como tal, fórmula que se repetirá muchas veces más en el cine.
Tintan - Calabacitas tiernas (¡Ay qué bonitas piernas!) (1948)

Calabacitas Tiernas fue dirigida por Gilberto Martínez Solares y realizada por CLASA Films Mundiales, la historia narra como accidentalmente, Tin Tan se relaciona con un pícaro empresario arruinado que lo hace pasar por sí mismo para evitar dar la cara ante sus acreedores. En su nueva personalidad, Tin Tan monta un espectáculo musical con la brasileña Rosina, la cubana Amalia, la mexicana Nelly y la niña española Gloria. Coqueto y carismático, Tin Tan provoca que las mujeres -incluyendo a la simpática sirvienta Lupe- se peleen por su amor y por el crédito principal del espectáculo que ha sido financiado -sin que nadie lo sepa- con dinero inexistente.
German Valdés “Tintan” representa el arquetipo del Pachuco, uno de los principales personajes representativos de la contracultura nacional, en un inicio marginado por la sociedad, pero que poco a poco se incorporaron en el imaginario nacional, buscando representar aquellos individuos que crecieron el norte del país, muy cerca de las zonas fronterizas, hecho que se nota en los diálogos, que aunque no tan incisivo, Tintan incorpora en su hablar palabras spanglish dentro del contexto capitalino, es un oportunista, se desenvuelve de manera magistral aprovechando la ingenuidad de otros sacando provecho de toda ocasión.
Piporro - Ruletero a toda marcha (1962)

Ruletero a toda marcha fue dirigida por Rafael Baledón en 1962 para Filmadora Chapultepec, con un guión del mismo Baledón y Pedro de Urdimalas, fotografía de Agustín Jiménez y cuenta la historia de un campesino norteño decide correr fortuna como taxista en la capital con un auto disfrazado de coche de alquiler, por lo que abandona su pueblo, su familia y su novia; en la ciudad sobrevive en las peores condiciones de vida, adaptándose a las costumbres capitalinas, hasta que se ve involucrado con una clienta embarazada que da a luz en el taxi y de quien él mismo se hace cargo, hasta que llegan del pueblo su novia y suegros de visita, presentándose una situación embarazosa con su aparente doble vida, los chismes de los vecinos y los parientes citadinos de la familia de su prometida, cuyo hijo es el causante del embarazo de la joven apadrinada por el ruletero.
La identidad del Piporro alude a otro sector de la población de México, el sector del noroeste del país, el norteño trabajador en busca de oportunidades pero que encuentra en la ciudad capital verdaderas posiblidades de “salir adelante”. Piporro imprimió en el inconsciente colectivo el habla del norteño, ese tipo vaquero, que a pesar de encontrarse a un medio mucho más urbano, no se quita las botas ni deja el sombrero.
Conclusiones
Es sin duda el cine uno de los medios más democráticos de entretenimiento y en los últimos años gracias a la globalización hemos podido tener acceso a una gran variedad de filmes. Los tres personajes que analizamos construyeron la identidad de tres mexicanos distintos, desde nuestra lógica, que ya no corresponde a la realidad del México contemporáneo. Sin duda, hoy por hoy, existen nuevos arquetipos del mexicano, versiones muchos más regionalizadas, donde incluso ya se ha representado el Sureste de México, las costas y el Occidente.
Entre los atributos más destacados de estas identidades sobresale de manera principal el manejo del lenguaje, construido en un sentido bastante urbano, los tres reflejan una personalidad atrevida y voluntariosa, que no permite que pasen encima de ellos a pesar de sus orígenes sencillos y humildes, sino por el contrario, procuran obtener provecho de manera “honrada” por sobre todas las cosas. Creo que es importante que el análisis de las identidades adquiera muchas más importancia hoy en día, especialmente para aquellos sectores que no están representados o pensando en el imaginario nacional con el fin de lograr la reivindicación de identidades regionales que han sido desplazadas por aquellas hegemónicas, las que surgieron de la Revolución Mexicana y que sin duda siguen representando al mexicano de algunas partes del país.